domingo, 12 de julio de 2009

Proactividad: como darse cuenta de la manipulación

Cada día influyen nuestros pensamientos innumerables factores. Los amigos, la familia, los medio de comunicación, el propio marco cultural en el que todo se desarrolla. La proactividad no es facil con este panorama pero con la técnica adecuada te abre las puertas de la abundancia.


Analiza los contenidos

En algunas áreas somos más influenciables que en otras. ¿Qué es lo que más valoras en tu vida? ¿Qué es lo que más miedo te da perder? ¿Qué piensas que sería terrible que ocurriera?

Las cosas que más nos importan son al mismo tiempo nuestro punto más debil ante la manipulación. Son como un imán para los mensajes que te influyen.


Encuentra la fuente

En segundo lugar, encuentra qué o quien trataba de influirte. Probablemente lo esté haciendo en otras situaciones y con otros temas. Reconoce que está interviniendo en tu vida.

Da igual el afecto o respeto que sientas por la fuente. No lo tomes como algo personal. No es que sean malas personas, es sólo que, en ese momento, están prestando más atención a un objetivo que a la persona que tienen delante.


Reconoce tus reacciones

Normalmente tomamos decisiones basándonos en lo que sentimos y luego elaboramos un justificación.

¿Cómo está actuando la manipulación en tu caso? ¿Te hacen sentir inferior, importante, enfadado, temeroso?

Acepta que esa es la forma en la que has estado reaccionando en el pasado. Ahora que lo sabes podrás hacer algo al respecto.


Actúa en consecuencia

Darse cuenta de los contenidos, las fuentes y los mecanismos con los que actúa la manipulación en tu entorno es el primer paso. Continua buscando patrones similares en todas las áreas de tu vida para ganar en proactividad.

Para pasar a la acción piensa que es lo que realmente quieres en caso. No es necesario que reacciones en sentido contrario a los mensajes que te llegan. Es suficientes con que te escuches a ti y no sólo a los demás.

Si haces lo que quieres sin importarte lo que digan los demás y te sientes bien al hacerlo, eso es proactividad.

jueves, 9 de julio de 2009

Ser sincero con uno mismo

Muchas veces quieres evitar tanto cometer errores que cuando los has cometido no los puedes ver. Incluso si quieres cambiar y ser una mejor persona hay veces que no te das cuenta de que te estás ocultando la verdad.

Si realmente quieres mejorar tu vida de alguna forma, ser sincero con uno mismo es el primer paso. Saber cuál es tu punto de partida es esencial para trazar el rumbo hacia tus metas.

En el camino tienes mejores y peores momentos. Creo que en mi caso tengo momentos menos buenos casi todos los días. El lado positivo es que de cada error aprendes una lección.

Cuando niegas tus debilidades no puedes buscar una solución para ellas. ¿Cómo vas a mejorar si no sabes qué mejorar?

Sin duda sería más sencillo pensar que tu situación actual es una consecuencia directa del ambiente. En cierta forma lo es. Pero, ¿no crees que puedes hacer algo para que las cosas sean diferentes?

Asume el control de tu vida. Decide qué quieres hacer y acepta las consecuencias de tus decisiones. Ser sincero contigo mismo te ayudará a saber cuáles son los primeros pasos a tomar.

martes, 7 de julio de 2009

Despertarse temprano: efectos a corto plazo

Después de 5 días despertándome a las 5 de la mañana he conseguido que mi cuerpo se acostubre al nuevo horario.

De hecho, antes de que suene el despertador empiezo a sentir que ya he dormido demasiado y no e apetece seguir en la cama.


Atención y cansancio

Los tres primeros días dormí sólo 5 horas así que el cuarto día estaba muy cansado. Tras dormir 9 horas me sentía aún un poco aturdido pero no me quedaba dormido por la calle como antes. Probalemente sea el resultado de un exceso de sueño como el que experimenté con el sueño polifásico.


Tiempo personal

Ahora dispongo de unas 4 horas antes de ir a la escuela de coreano. En ese tiempo puedo estudiar, escribir un post y avisar de que lo he hecho.

Levantarme temprano me ha permitido tener el tiempo personal y sin distracciones que necesitaba para hacer lo que quería.

Saber que ya has hecho lo más importante del día cuando antes seguías en la cam es una sensación muy positiva. Te llena de energía para todo el día y hace que el resto de horas también sean más productivas.

lunes, 6 de julio de 2009

Cómo encontrar a tu alrededor lo que estabas buscando

Cuando descubres lo que quieres, tu trabajo no se ha terminado. Ahora tienes que conseguirlo. Pero, a veces, parece que lo que estás buscando se resiste a aparecer. ¿Cómo puedes encontrar a tu alredor lo que estás buscando?

Tengo que confesar que soy muy despistado y frecuentemente olvido dónde he dejado las llaves o cualquier otra cosa. Para solucionar este problema ayuda ser organizado pero cuando tienes que encontrar algo que tú no has perdido esto no funciona.

Lo que haces normalmente es buscar en todos los cajones, cajas y cajitas empezando por las que más cercanas al lugar dónde esperas que estén y le prestas atención a todo lo que te parezca una llave.

¿Por qué no haces lo mismo con tus metas?

Antes de nada piensa cuál es el primer paso que tienes que dar para alcanzar tu objetivo. No es necesario que conozcas todo el proceso, sólo cuál es el siguiente escalón hacia el éxito.

¿Qué ves a tu alrededor que esté relacionado con ese primer paso que quieres dar? Mira entre tus libros, haz una búsqueda en internet, coméntale a personas con intereses similares cuáles son tus objetivos.

¿Qué personas han alcanzado ya lo que tú estabas buscando? Pídeles ayuda.

Si sentirte superior a los demás o envidiarles es para ti más importante que alcanzar tus objetivos entonces eso será exactamente lo que conseguirás. Ser prepotente y odiar el éxito en los demás, nada más.

Sin embargo, al pedirle consejo a una persona cercana que ya ha superado el obstáculo al que tú te enfrentas ahora, conseguirás la información que necesitas y tendrás una mejor relación con alguien que problemente comparta contigo algo más que este pequeño paso.

En parte, mi decisión de escribir un post cada día tuvo que ver con que le comenté a mi pareja que tenía interés en que mi blog tuviera mucha difusión para así poder ayudar a cuántas más personas mejor.

Fue entonces cuando por primera vez me dijo que ella tenía su propio desde hace 4 años y que recibía 500 visitas al mes. Por su puesto que le pedí ayuda. Una de las cosas que me llamó la atención fue que había sido constante y que había mantenido un hábito diario de postear.

Explora tu entorno. Ahora que tienes claro lo que quieres descubrirás que a tu alrededor hay recursos de los que antes nunca te había dado cuenta.

sábado, 4 de julio de 2009

Levantarse temprano

Hacía tiempo que tenía ganas de empezar un nuevo experimento de sueño. Ahora, aprovechando que amanece más temprano voy a hacerlo. Esta vez mi objetivo es levantarme todos los días, sin excepción, a las cinco de la mañana.

Sé que esto suena raro, pero cuando he tenido que despertarme a temprano a la fuerza me he dado cuenta de que soy más productivo.

Cuanto te levantas temprano tienes unas horas en las que sólo tú estás en pie. Esto te permite hacer muchas cosas sin que nadie te interrumpa.

Si duermes lo suficiente, tienes mucha más energía que por la noche para hacer lo que realmente es importante para tí. Cuando completas esas tareas tan temprano ya te sientes bien todo el día.

Además puedes aprovechar esas primeros momentos para pensar con mayor profundidad que durante el resto del día. Es como un retiro espiritual cada mañana pero sin necesidad de gastar dinero o ir muy lejos. :)

Una de las condiciones necesarias para que este experimento funcione es que tengo que descansar bien. Si no duermo lo suficiente difícilmente lo soportaré.

Cuando intenté alcanzar el sueño polifásico me di cuenta de que más sueño no siempre significa mayor descanso. Estaré atento a los cambios en la necesidad de dormir. Para ello, voy a dejar de dormir la siesta y voy a anotar a que hora me entra sueño cada noche.

Aunque lo que intento esta vez no es tan extremo, voy a necesitar bastante fuerza de voluntad. Por eso voy a escribir una entrada cada vez que descubra algo interesante sobre levantarse temprano. Seguro que así me cuesta más trabajo quedarme en la cama cuando suene el despertador... :p

viernes, 3 de julio de 2009

Cómo detener el estrés

Para por un momento de hacer lo que estás haciendo y concédete todo el tiempo necesario para asumir como propias las siguientes afirmaciones.

Analizarlas si es necesario para que confíes en la técnica no dudes en hacerlo. Lo importante es que sientas cada una de las líneas.

Deja de pensar en lo que tengas en mente en este momento y dite a ti mismo:


No tengo obligación de hacer nada.

Yo elijo qué hacer.

Los demás también tienen derecho a decidir que hacer.

Acepto las consecuencias de mis acciones.


He estado haciendo este ejercicio desde hace unos días y me ayuda mucho a dejar atrás toda la presión de las cosas que me queden por hacer. En segundos consigo centrarme en el momento presente y olvidar el estrés. Así puedo volver a tomar decisiones sobre mi vida de forma consciente.

jueves, 2 de julio de 2009

Desarrollar nuevos hábitos

Muchos hábitos están condicionados por la circunstancias en las que se han aprendido.

Por ejemplo, antes escribía todas las semanas entradas en este blog pero ahora lo hago de forma mucho más irregular. Mi viaje a Corea puede que haya tenido algo que ver con esto. Así que voy a tener que volver a entrenarme para ser constante.

Recuerdo que cuando escribía el blog sobre sueño polifásico las cosas parecían más sencillas.

Ayer, después de casi dos años juntos, mi novia me confesó que llevaba 4 años escribiendo un blog en coreano que recibía unas 500 visitas al mes... Ambos blogs tenían algo en común: constancia y trabajo diario.

A diferencia de lo que hago ahora (un post por semana) en estos otros blogs puedes encontrar algo nuevo cada día.

Para lograrlo te tiene que gustar mucho el tema sobre el que escribes y esta forma de comunicarte pero también hay algunos trucos.

El simple hecho de hacer algo todos los días hace que sea mucho más fácil. Al convertirse lo que haces en un hábito ya no tienes que darte instrucciones para hacer lo que quieres. Se transforma en algo automático.

Por eso, empezando hoy, me reto a mi mismo a escribir un post cada día en lugar de semanalmente.

Algunas entradas serán sobre desarrollo personal y otras serán sobre Corea. Puede que incluso escriba sobre negocios éticos, un tema por el que me intereso desde hace tiempo.

Espero que este post te sirva a ti también para desarrollar nuevos hábitos

Hasta mañana :)

martes, 16 de junio de 2009

Mantener la conciencia despierta

Es muy fácil que te dejes llevar por las circunstancias y empieces a hacer cosas que realmente no quieres. Una vez que descubres qué es lo que de verdad quieres, necesitas mantener tu conciencia despierta. No perder de vista tus prioridades y adaptarte a las nuevas circunstancias de tu vida.

He estado escribiendo semanalmente durante 3 meses este blog. Sin embargo, mi viaje a Seúl hizo que me centrara demasiado en cosas que son secundarias para mi y perdí de vista lo que de verdad me parece importante.

Durante este tiempo he vuelto a sentir que lo que hacía no me satisface. Había olvidado que es lo que merece la pena. No quiero que me vuelva a pasar. No es agradable.

Hace unos meses conocí una técnica para evitar perder el hábito de hacer lo que se quiere.

Da igual qué quieras hacer, si no te mantienes constante te va a resultar mucho más difícil lograr tu objetivo. El problema es que no es fácil darse cuenta pronto de lo que falla. Este método te permite hacerlo.

En primer lugar determina cuál es tu objetivo.
En mi caso, "vivir plenamente". Es algo abstracto, pero en mi caso tiene un significado bastante concreto. Puedo darme cuenta de cuándo lo estoy haciendo y cuándo no.

Luego, redacta una pregunta que haga poner en duda si estás haciendo lo que debes para alcanzarlo. Yo elegí: "¿qué harías si sólo te quedara una hora de vida?" Me resulta muy eficaz porque consigue activarme emocionalmente y rompo con lo que estuviera haciendo.

Por último, programa algún tipo de alarma para que suene varias veces durante el tiempo que quieres dedicar a ese objetivo.

Cada vez que suene para de hacer lo que estés haciendo. Cuando ya no tengas la cabeza ocupada con pensamientos sobre lo que hacías o cualquier otras cosa hazte la pregunta del paso anterior.

Asegúrate de responder con convicción. Que tu respuesta no sea una simple justificación de lo que haces ahora.
No pasa nada si te has desviado del camino que tenías pensado, lo importante es que te des cuenta y puedas reaccionar a tiempo.

Aunque tan sólo mantengas la conciencia despierta durante 10 minutos después de cada alarma, ese tiempo será bien empleado. Por poco que sea, es más que nada.

Mantener la conciencia despierta te ayuda a ser constante y alcanzar tus objetivos con menos altibajos e interrupciones que si sólo confías en el impulso inicial. Pero como siempre, ser eficiente no sirve de nada si no empleas tu tiempo y esfuerzo en hacer lo que realmente quieres.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Cómo vencer la indiferencia

Vencer la indiferencia te permite volver a encontrar una dirección en la que caminar. Si eres consciente qué cosas te hacen sentir mejor y cuáles no tanto podrás saber en todo momento si te estás desviando de lo que buscabas.

Saber lo que quieres es un sentido que se desarrolla con la práctica. Aquí encontrarás el primer paso: cómo vencer la indiferencia y ser consciente de las experiencias que te hacen sentir bien.


Hace unos 3 años padecí una depresión como consecuencia de la muerte de mi madre. La indiferencia es uno de los síntomas que tenía que aún hoy me sorprende.

Recuerdo que iba de la cocina a la cama y a mitad de camino simplemente me paraba y me preguntaba. ¿Qué diferencia hay si me pongo a ver la tele, me voy a la cama, vuelvo a la cocina o me quedo aquí de pie? Me daba igual.

Todo parecía demasiado difícil. Todo costaba demasiado trabajo. Nada merecía la pena. ¿Para qué me iba a levantar si quiera de la cama por la mañana?

Tenía que ponerme en marcha o todo iba a seguir igual durante mucho tiempo.


Experimenta

Recuerda las actividades con las que has disfrutado. Intenta volver a hacerlas con las mismas personas y en los mismos lugares. Excepto cuando esté específicamente relacionado con algún suceso especialmente desagradable o hacerlo ponga en peligro tu vida, claro.

¿No se te viene ninguna idea a la cabeza? Pide sugerencias a alguien cercano, alguien que te conozca de verdad. ¿Con qué cree esa persona que puedes disfrutar tú? ¿Con qué disfruta ella?

Asegúrate de que al día siguiente harás, al menos una de estas actividades gratificantes. A mi me resulta más fácil hacer estas listas semanalmente. Así paso menos tiempo planeando y más tiempo disfrutando.

En el momento de la experiencia, céntrate en lo que estás viviendo. ¿Te distraen otros pensamientos? Céntrate en un detalle muy pequeño de la situación en la que estés y piensa en sus aspectos positivos. Cuando sientas que tus emociones han mejorado o que estás más consciente continúa disfrutando de la experiencia completa.


Analiza

Al final del día escribe, al menos, tres líneas sobre la actividad que elegiste hoy.

Recuerda el momento en el que las estabas haciendo. Siéntete como si estuvieras allí. Retoma las imágenes, siente los colores. Ahora anota las emociones que te hizo sentir la experiencia de hoy.

Por último, puntúa lo que hiciste. ¿Cuánto disfrutaste? ¿Qué contribuyó con mayor intensidad a como te sentiste?

Al principio, experimenta con un abanico amplio de situaciones, personas y actividades. Cuanta más información vayas acumulando más fácil te será detectar cuáles son las cosas que te hacen sentir bien.

Más tarde, prueba con variaciones de las experiencias que mayores puntuaciones consiguieron. Por ejemplo, si la lectura o el cine fueron ganadores en tu ranking prueba a explorar distintos tipos de libros y películas.

Vencer la indiferencia es un proceso que lleva tiempo pero sobre todo acción. Piensa ya que actividad gratificante harás mañana y, si aún tienes tiempo, haz algo hoy mismo.

¿Y tú? ¿Qué haces para vencer la indiferencia?

miércoles, 20 de mayo de 2009

El valor del dinero

¿Cuál sería el valor del dinero si no pudiéramos gastarlo?

Los medios de comunicación comentan a menudo el dinero que tienen las personas más ricas de tu país o del mundo. Escuchar cifras tan largas impresiona y en ocasiones te comparas y no sales bien parado. Pero, ¿realmente quieres tener todo ese dinero?

El dinero no tiene valor por si mismo. Lo toma de aquellas cosas por las que puede ser cambiado.

Lo único que aporta sin necesidad de ser cambiado es seguridad. E incluso esa seguridad es relativa. No sabes lo que puede pasar mañana. En un mundo en que todo el mundo busca dinero, deshacerse de él es mucho más fácil que conseguirlo.

Entonces, ¿por qué te atrae el dinero?


Estilo de vida

Las comparaciones no se quedan en los números. Comparas tu casa con sus castillos, tus muebles con sus antigüedades y obras de arte, tus vacaciones con el tiempo libre de que dispones, tu bocadillo con sus cenas en restaurantes de 3 tenedores, tu bicicleta con su jet privado...

Son unos pocos los que tienen estas cosas, los demás salimos mal parados en la comparación.

Sin embargo, ver todas esas cosas son más un espectáculo que un objetivo. Es algo tan infrecuente que llama tu atención. Y es normal. Pero si no lo quieres, no te sientas mal por no tenerlo.

Centrarse en tener “lo mejor”, “lo más caro” o “lo que está de moda” te hace manipulable. Tus objetivos dependen de lo que los demás opinan en cada momento y no de lo que tú realmente quieres.

Piensa en profundidad que mejoras materiales quieres en tu vida. Luego encuentra el camino para conseguirlas de la forma más sencilla posible. No importa si no es la forma en que normalmente se hace mientras funcione y no sea contradictorio con tus otras metas y valores.


Admiración

Si quieres tener mucho dinero, ¿qué sientes cuando oyes hablar de alguien que ya lo tiene?

Esa persona ha conseguido algo que tú deseas. Si crees que eso te dificulta tu objetivo sentirás envidia. Si piensas que puedes aprender algo del camino que siguió esa persona hasta alcanzar su meta sentirás admiración.

Al igual que en el caso anterior, cuánto más ceros añadas a tu cuenta más infrecuente será tu situación y por tanto más espectadores y con mayor asombro mirarán tus logros.

Si quieres dinero ve a por él y no te preocupes por la visibilidad que consigas. Pero si lo que realmente quieres es ser un personaje público admirado intensamente estoy seguro de que hay formas mucho más sencillas que ser una de las personas más ricas del mundo.


Poder e influencia

¿Crees que con dinero puedes hacer que las cosas sean como tú quieres sin tener que dar explicaciones a nadie?

Yo diría más bien que puedes pedir lo que quieras. El problema es que si no convences a los demás de la importancia del proyecto o de hacer las cosas de una determinada forma ese dinero no va a servir de mucho.

Para realizar grandes proyectos te hace falta colaboración. Si los colaboradores no tienen en cuenta lo que quieres estarán utilizando tus recursos para cumplir sus propósitos, sean acertados o no.

Si lo que quieres hacer es que las cosas se hagan a tu manera, lo que necesitas es liderazgo.

El dinero puede comprar el puesto, pero no el poder.


Servicio

¿Quieres ayudar a los demás? ¿Crear un mundo mejor? Estupendo. ¿Qué haces hoy para alcanzar ese objetivo?

¿De verdad crees que no puedes hacer nada sin ser multimillonario? Eso puede limpiar tu conciencia a corto plazo, pero no ayuda a nadie. De hecho, si te justificas ante otros por tu pasividad estás contribuyendo a que otros hagan igual que tú.

¿Quieres ayudar en persona a los que lo necesitan? ¿Prefieres donar una parte de tus ingresos? En ambos casos puedes probar a hacer ahora algo similar a pequeña escala.

Si no lo haces con pocos recursos tampoco lo harás con muchos.


Reconoce qué es lo que realmente quieres. El valor del dinero consiste en que puede ser cambiado por bienes y servicios. En si mismo no sirve para nada. No te ofusques en conseguirlo sólo por tenerlo.

Si tienes claro lo que buscas podrás usarlo para acercarte a tus metas. Si no, puede que acabes sacrificando lo que más te importaba.

¿Y para ti? ¿Cuál es el valor del dinero?

miércoles, 13 de mayo de 2009

Cómo controlar tu vida

¿Sientes que tu vida no es como debería ser? ¿Te preocupa fracasar si intentas conseguir lo que quieres? ¿Piensas que tu familia o amigos no tolerarían el cambio que tienes en mente? ¿Es tu situación demasiado complicada para arriesgarte a cambiarla?

El primer paso es saber lo que quieres hacer. Pero si te quedas ahí nunca cambiará nada. Para controlar realmente tu vida tienes que pasar a la acción. Acaba con las trampas mentales que te impiden conseguirlo.


Miedo al fracaso

Puede que temas las consecuencias materiales de luchar por tu objetivo. El esfuerzo, el consumo de tiempo, lo que dejas de hacer para lograr lo que buscabas... Si realmente no te satisface la vida que tienes ahora, todas estas pequeñas cosas son insignificantes. Tienes muy poco que perder y una vida llena de significado que ganar.

¿No crees ser capaz de lograr el cambio? ¿Por qué? Si has llegado a dónde estás hoy, no importa tu edad, ya has recorrido un camino muy largo. Has superado obstáculos que te has encontrado y has ganado experiencia que te será útil en el futuro.

Hoy no es más difícil lograr el cambio, es más sencillo. Lo que has logrado antes, puedes volver a conseguirlo en el futuro. Lo que ahora sacrificas por vivir una vida más plena podrías recuperarlo si cambiaras de opinión.

Esta es una de las ideas que más me ayudó a dejar de ser tímido e introvertido. No hay nada que se pierda realmente, si algo vuelve a ser una prioridad para ti podrás recuperarlo.


Acepta la responsabilidad

Llevas toda tu vida tomando decisiones. A veces hacías lo que creías mejor otras temías las consecuencias y dejabas que otros decidieran. En ambos casos era tu elección. Siempre has tenido la posibilidad de hacer las cosas de manera diferente.

Aunque formalmente otro tome la decisión, las consecuencias te afectan igualmente. ¿Qué prefieres? ¿Sentirte como una víctima o controlar tu vida y llevarla lo mejor que puedas? Te toca decidir.

No tienes la obligación de pedir permiso o de dar explicaciones por tu comportamiento. Da igual lo fuerte que sean las relaciones que tengas con tu familia, amigos, etc. A quién más afectan tus decisiones es a ti. No dejes que lo que los demás te digan suponga una barrera para pasar a la acción.

Esto no significa que no aproveches la experiencia de los que te rodean. Puede ser muy útil y sería una pena rechazarla. Si tienes claro el “qué”, los expertos pueden ayudarte mucho con el “cómo”. Pero en cualquier caso, tú tienes la última palabra.

Decidas lo que decidas piensa en las consecuencias que pueden tener tus actos y aceptalas sean cuales sean. Lloriquear no va a servirte de nada salvo para deshacerte de la libertad y el poder que habías conseguido.


Si realmente quieres controlar tu vida mantén en mente tu objetivo. Así te darás cuenta de lo relativo que es el valor de lo que tienes en una vida que no te satisface.

Arriesgar algo que no te hace feliz por alcanzar una vida plena es un buen negocio. Especialmente cuando sabes que, si cambias de opinión, puedes recuperar lo que tenías.

Al aceptar las consecuencias de tus propias decisiones, sin miedo al fracaso o la pérdida, sentirás que tienes verdadero control sobre tu vida.

¿Y tú? ¿Cómo haces para controlar tu vida?

miércoles, 6 de mayo de 2009

Cómo ahorrar dinero

Hay veces que recorres todos los supermercados de tu ciudad para encontrar el mejor precio de un cepillo de dientes. No supone un gran cambio en tu economía pero te sientes bien por haber conseguido ahorrar dinero.

Otras veces, compras sin pensar. Mucho y caro. Luego te das cuenta de que realmente no quieres lo que has comprado.

¿Por qué cambia tanto nuestra forma de utilizar el dinero?


Publicidad

El marketing influye. Recibes publicidad en tu buzón, ves carteles por la calle, pasas horas delante de la televisión viendo spots de 30 segundos... Es normal que cuando compras tu decisión sea influida por toda esa información.

En marketing se dice que es mucho más difícil crear una necesidad que intentar satisfacerla. Entonces, ¿por qué compramos cosas que no necesitamos ni nos hacen la vida más fácil? ¿Qué intentan satisfacer los publicistas con estos productos?

Presta atención a la publicidad. En la mayoría el producto no es lo más importante, sino el miedo o el vacío que tapan. Conseguir calmar esas emociones, aunque sólo sea un momento, te hace sentir bien. Ese es el servicio que realmente compras.

El problema es que el producto no hace desaparecer ni el miedo ni el vacío. Luego te das cuenta del mal uso que le diste al dinero. Y entonces, te sientes mal. A veces sientes culpa. Otras lo pagas con los que están cerca de ti. ¿De verdad merece la pena?

Luego intentas equilibrar la balanza. ¿Te han quitado algo? Ahora lo guardas todo para ti. Así te sientes a salvo.


Prioridades

Pero, ¿para qué te sirve ahorrar si nunca utilizas el dinero? Piensa en lo que es realmente importante para ti.

Haz una lista con las cosas que crees que cambiarían tu vida por completo. Puede que algunas cosas sean caras pero te darás cuenta de que la mayoría cuesta menos de lo que pensabas.

Añade a la lista las cosas que te gustaría hacer, las habilidades que te gustaría desarrollar, las experiencias por las que te gustaría pasar... Si es gratis, no es malo. Aprovéchalo.

Piensa en las cosas que quieres mejorar en tu comunidad, en tu país, incluso en el mundo. El dinero no sólo puede ayudarte a ti sino también todos los que te rodean.

No importa si lo que imaginas parece muy difícil, demasiado bueno o extraño. Tú eres la única persona que puede decidir lo que quieres en la vida. No dejes que nadie interfiera ni te censure.

¿Dudas si escribirlo o no? Mejor que quede por escrito. Así evitas que se te olvide y te comprometes más con tus metas. Además, siempre puedes cambiarlo más tarde.


Sentido

Al hacer esta lista le das sentido a ahorrar. Además, retomas el control sobre el dinero. Tú has decidido en qué vas a gastarlo, no la publicidad.

Si te resulta especialmente difícil, prueba a no leer, escuchar o ver ningún tipo de publicidad durante 30 días. A mi me ayudó a diferenciar el efecto que tenía en mi de lo que yo realmente quiero.

No pienses que todo se arregla sólo con dinero. Los mayores logros se alcanzan con la acción más que con el gasto.

El miedo y el vacío puede que sigan siendo tus motivaciones para ahorrar dinero pero ahora será más difícil que los utilicen en tu contra. Para saber qué valores son los que guían tu vida puede serte útil esta página.

Tanto para utilizar bien el tiempo como para ahorrar dinero es esencial saber que es lo que realmente quieres. Sólo así cobra sentido y consigues la motivación suficiente para mantenerte constante en la lucha por tus objetivos.

¿Y tú? ¿Qué haces para ahorrar dinero?

miércoles, 29 de abril de 2009

Mentalidad de abundancia

Es posible que las metas que hayas decidido alcanzar coincidan con las de otra persona. Dependiendo de la actitud con la que afrontes la situación obtendrás resultados muy diferentes. Con una mentalidad de abundancia te das cuenta de que las cosas eran más fáciles de lo que pensabas.


Escasez

Una opción es creer que vuestro objetivo es escaso. Si tu contrincante lo consigue tú no. Fin de la historia.

Con esa idea en la cabeza te sientes bajo amenaza. Cuanto más importante sea para ti alcanzar tu objetivo menos te comunicarás con la otra persona. Mostrarás menor disposición a la colaboración e incluso puedes llegar a pensar en sabotear al otro.

Estar tan pendiente de la otra persona acaba distrayéndote de lo que realmente quieres. Pensar en lo que hace el otro te resta tiempo para realizar las actividades que de verdad te acercan a lo que deseas.

Además, las emociones negativas que sientes hacia la competencia se reflejan en tu forma de comportarte. Una actitud hostil puede hacer que los otros desconfíen. Los que antes eran enemigos sólo en tu imaginación pueden empezar a comportarse como tales.

¿Realmente quieres estar en esa situación?


Abundancia

Otra posibilidad es que consideres que vuestro objetivo es algo mayor al logro concreto en el que ahora os centráis y que por tanto no es necesario que compitáis. Hay de sobra para todo el mundo. Esto se entiende mejor con un ejemplo.

Tienes el convencimiento de que el puesto de trabajo que encontraste en el periódico es el que siempre has soñado. Es tan bueno que 100 personas consiguen pasar a la segunda fase de selección. Entre esas personas está una amiga a la que hacía mucho tiempo que no veías. Tú tienes material de primera calidad para prepararte esa prueba. Sólo elegirán a una persona. ¿La ayudas o dejas que se las arregle como pueda?

Puedes pensar que al fin y al cabo no es tan buena amiga tuya. Centrarte en lo que tienes que hacer y punto. Si ella no ha hecho el esfuerzo de prepararse para la segunda fase es su problema.

Otra posibilidad es no tener piedad con ella y sabotear su estudio. Pero creo que vamos a pasarla por alto. Los resentimientos de los afectados y la culpabilidad que te causa hacen que no valga la pena.

La tercera opción consiste en darse cuenta de que lo que quieres no es ese puesto de trabajo sino uno en esas condiciones. En este caso no es necesaria la lucha por un bien escaso y puedes permitirte compartir y ayudar a otros.

Esto incluye trabajar en equipo con tu amiga para acelerar vuestro aprendizaje. Incluso puede que te des cuenta de que parte de la información que manejabas para la segunda fase fuera errónea. Todo eso sin tener en cuenta que puedes recuperar una amistad que creías perdida.

¿Significa esto que tienes que abandonar tu meta para que tu amiga la alcance? Ni mucho menos.

Cuanto más valioso sea para ti tu objetivo más te esforzarás por conseguirlo. Y no es malo. La diferencia está en que en lugar de luchar por una meta a corto plazo que escasea (este puesto concreto) lo haces por un objetivo a largo plazo sin competencia (ese tipo de trabajo).

Así, aunque no consigas lo que te proponías para hoy, habrás dado un paso adelante hacia algo más valioso.

Mantén tu mentalidad de abundancia y actúa en consecuencia. Descubrirás que hay de sobra para todos.

¿Y tú? ¿Tienes una mentalidad de abundancia?

miércoles, 22 de abril de 2009

El valor del esfuerzo

¿Estoy realmente esforzándome todo lo que puedo para conseguir mis objetivos? Hay veces que me hago esta pregunta.

Cuando basas tu vida en alcanzar metas, el esfuerzo no es lo que de verdad importa. Lo significativo es si alcanzas tus objetivos o no.

¿Realmente quieres acostarte sintiéndote agotado? No tiene sentido.

Al centrarte en hacer mucho trabajo para ser productivo puede que estés olvidándote de ser eficaz.


Comprende tus metas

Puedes tener claro que es lo que quieres. Pero, ¿sabes exactamente que implica?

Hace poco, pensando en nuevas metas, me di cuenta de que quería tocar el violín. No tengo ningún conocimiento sobre música y la última vez que escuché un violín en directo fue hace un año.

Realmente lo que quiero no es aprender a tocar el violín, sino tocar una pieza muy concreta, el 4º movimiento de la 9ª sinfonía de Beethoven (Oda a la alegría).

¿Cuánto tiempo necesitaría para aprender a tocar el violín? ¿Y para esta pieza en concreto? La diferencia de tiempo, dinero y esfuerzo necesarios es enorme.


Pasa a la acción

Ahora ya tienes claro que es exactamente lo que quieres. ¿Qué tienes que hacer para conseguirlo?

Piensa en tareas específicas con un objetivo claro y que consuma, cada una, menos de una hora.

Por ejemplo, limpiar la casa durante 3 horas puede convertirse en limpiar el polvo, barrer y pasar la fregona en la cocina, la sala de estar, el dormitorio, etc., consumiendo cada actividad hasta menos de media hora.

Si las tareas que tienes en tu lista no cumplen estas condiciones, intenta dividirlas en otras más pequeñas y operativas. Así tendrás un motivo para acabar pronto. :)

Para metas que te parezcan imposibles de alcanzar o que te den pereza escribe al menos 3 tareas de como has leído y comprométete a realizar una de ellas hoy, otra mañana por la mañana y otra pasado mañana por la mañana.

Si has identificado tu meta ve a por ella e intenta alcanzarla lo más rápido posible. Así evitas dejar las cosas para el día siguiente. Aplazarlo para mañana acaba significando no hacerlo nunca.


Piensa a lo grande

Considera tu lista de metas como un conjunto y piensa como alcanzar cada una de ellas.

Luego, identifica los puntos en que esos métodos pueden entrar en conflicto. También es de utilidad aprovechar el esfuerzo de una meta para lograr otra.

Por ejemplo, imaginemos que tus metas fueran ganar dinero y disfrutar de tu familia. En este caso, trabajar 12 horas al día para lo primero no te dificultaría conseguir lo segundo. Sin embargo, podrías iniciar un pequeño negocio desde casa que te permitiera estar allí cuando tu familia llegue.

La conclusión de todo esto es que el valor del esfuerzo no proviene de cuánto te mueves sino de cuánto consigues. Si te centras, con el mismo esfuerzo, alcanzarás logros mucho mayores.

¿Y tú? ¿cómo te esfuerzas?

miércoles, 15 de abril de 2009

Una vida centrada en valores

¿Se centra tu vida en alcanzar objetivos? Si tienes esas metas es porque todavía no las has alcanzado. Puede llegar el momento en que pienses que nunca lo lograrías. Incluso puedes llegar a rendirte. Una vida centrada en valores resuelve este y otros problemas.

¿Cómo te sentiste la última vez que abandonaste una meta importante?

Hace algunos años yo quería dedicarme a la política, quería cambiar el mundo. Entré en un partido político y me frustré porque no progresaba. Abandoné.
Más tarde, lo intenté en la Universidad pero me volvió a pasar lo mismo. Volví a abandonar.

¿Puedes imaginarte como me sentía? ¡Había abandonado mi sueño no una, sino dos veces! Estaba derrotado. No paraba de pensar que yo no valía lo suficiente para alcanzar mi objetivo. Eso hace mucho daño a la autoestima.

Pero bueno, con valor y constancia puedes seguir en tu lucha y al final lograr tu objetivo. ¿Qué ocurre entonces?

Si alcanzar lo que ya has conseguido era el centro de tu vida, ¿qué brújula usarás ahora?

Puedes reorientarte hacia objetivos superiores en la misma dirección. Aunque esto provoca una especie de asfixia existencial: te esfuerzas mucho, cada vez por objetivos mayores, pero ninguno te permiten sentirte realizada/o.

También puedes cambiar completamente el rumbo de tu vida cada vez que alcanzas un objetivo importante. No es malo, de hecho, es incluso beneficioso experimentar en varios campos. Pero si se transforma en un hábito acabas sintiéndote desorientada/o.

En cualquier caso, llega un momento en que no tiene sentido seguir poniéndote metas y luchar por ellas. Sientes que estás perdiendo el tiempo y que no le sacas el máximo provecho a la vida.


¿Qué valores son importantes para tí?

Presta atención a tus metas. ¿Reconoces algo común a todas ellas?

Supongamos que tus metas son conseguir un trabajo fijo y formar una familia. Pregúntate cómo te beneficiaría alcanzar cada una de esas metas, para qué serviría.

No te conformes con respuestas superficiales como “para ganar dinero” o “para tener hijos”. Intenta conseguir una respuesta profunda. ¿Qué satisfacción te aportarían estas metas? ¿Qué te recuerdan que te falta?

Cada persona encuentra respuestas diferentes a esta pregunta. En este caso, yo reconozco en el ejemplo el factor común de la estabilidad o, de forma más general, la seguridad.

Incluso estas respuestas pueden cambiar con el tiempo. En un primer momento puede ser un duro golpe. Sin embargo, darte cuenta de que aquello por lo que te has estado esforzando ya no es valioso para ti es el primer paso hacia una vida más satisfactoria. La apertura al cambio y la flexibilidad son esenciales.

Poner todo tu empeño en luchar directamente por los valores que consideras importantes te ahorra esfuerzo en metas que no sirven a este propósito.

En una vida centrada en valores eres consciente de que luchar por ellos es un proceso. No importa si te encuentras con dificultades y los resultados que obtienes no son tan buenos. Ya no es necesario compararse con las metas marcadas, lo importante es esforzarte al máximo por los valores en los que crees.

¿Y tu vida? ¿Está centrada en valores?

miércoles, 8 de abril de 2009

El sentido de la vida (introducción)

¿Qué es lo que realmente guía tu vida? ¿Las tareas que otros quieren que hagas? ¿Tus propios objetivos aunque no te motiven? ¿O has encontrado algo por lo que de verdad merezca la pena luchar?

Estar todo el día sin parar, haciendo cosas que no te acercan a ninguna meta propia puede satisfacerte a corto plazo.

Estás todo el tiempo haciendo cosas. No te preguntas por qué. ¡Tienes demasiadas cosas que hacer para entretenerte en pensarlo!

El problema de esta estrategia es que no puedes evitar pensar eternamente. Al final te das cuenta de que, a pesar de hacer mucho, no hay ninguna mejora significativa en tu vida.


En busca de metas

Cuando vives bajo ese modelo eres dependiente de aquellos que marcan los objetivos. Si desaparecen, te quedas sin metas y puedes caer en una depresión, como me ocurrió a mí.

Tras la muerte de mi madre perdí el interés por casi todo. Nada merecía la pena. ¿Para qué esforzarse por algo que no lleva a ninguna parte? ¿Para qué hacer nada en absoluto?

A veces dormía mucho, otras me costaba mucho quedarme dormido. Perdí el interés por los estudios y me distancié de mis amigos. ¿Para qué salir a la calle? Acabé haciendo sólo lo que no tenía más remedio que hacer. Lo que otros me imponían.

Recuerdo quedarme parado por la noche en medio del comedor preguntándome ¿qué diferencia hay entre si veo la tele, me acuesto o simplemente me quedo aquí de pie todo el tiempo? Aunque nunca pensé en suicidarme si me daba mucho miedo la muerte.

Necesité que me diagnosticaran una depresión para darme cuenta de lo que estaba haciendo con mi vida.

Saber lo que me pasaba me permitió darme cuenta de que había algo importante que tenía que hacer y eso le dio una dirección a mi vida, algo en lo que centrarme.

Cuando te das cuenta de que te faltan objetivos tienes dos opciones. La primera, volver a meter la cabeza en el agujero y pensar que, de todas formas, no serías capaz de alcanzarlos. La segunda, asumir el desafío de fijarte metas y luchar por ellas.

Al hacerlo, sales de la apatía, te sientes más eficiente y la motivación abunda. Al menos cuando te lanzas a por una nueva meta.


En busca de sentido

A veces, empiezas esforzándote pero poco a poco le prestas menos atención a tu objetivo. Crees que supone demasiado sacrificio y que no merece la pena. En resumen, no tienes la motivación necesaria para alcanzar lo que te habías marcado.

También empiezas a darte cuenta de que cuando alcanzas algunas de tus metas te sientes feliz. Esa alegría puede llegar a durar incluso días. Pero luego vuelves a centrarte en los objetivos que se te resisten, en el sacrificio que supone y en el poco tiempo que tienes.

Aprender a hacer primero lo importante y tener claras tus prioridades te ayuda a deshacerte del estrés pero no hace mucho por tu estado de ánimo. Eres más eficaz pero sientes que tus metas podrían haber sido otras y nadie notaría la diferencia.

Es ese el momento en el que tener claro cuál es para ti el sentido de la vida es clave.

Puedes considerarlo como un objetivo para tus metas. Algo que te haga sentir que todo por lo que estás luchando es realmente algo que merece la pena.

Para que realmente sea así, debe ser algo tan importante que siga siéndolo a pesar del paso del tiempo y de los cambios que puedan ocurrir en tu entorno.

Más adelante compartiré un ejercicio para que descubras cuál es el sentido de tu vida. Por ahora, recuerda los momentos en los que has sentido que aquello por lo que estabas luchando realmente eran importante. Si encuentras que tienen algo en común puede darte una orientación de por dónde empezar a buscar.

¿Y en tu caso? ¿Qué guía tu vida?

martes, 31 de marzo de 2009

Plan Semanal: Actualización sobre Metas Diarias

Hace dos semanas empecé a fijarme metas diarias. Funcionó bien, pero descubrí que llevar un plan semanal es mucho más efectivo.

Con las metas diarias aprendí a tener presente que tareas son más importantes. Ahora es mucho más fácil decidir que tarea desechar si me quedo sin tiempo o si aparece un nuevo asunto urgente.

Otra de las características positivas de las metas diarias es que al contar sólo con 24 horas sientes una mayor necesidad de ser eficiente. Quieres hacer el mayor número posible de tareas porque eres consciente de que el tiempo es escaso.

Esto puede funcionar a corto plazo. Pero llega un momento en que has trabajado con urgencia tantos días que empiezas a sentirte agotado por el estrés . Además, pesar de que terminas muchas tareas, no parecen tener un efecto significativo en tu vida.

La semana pasada escribí un artículo sobre la diferencia entre lo importante y lo urgente. Espero que te fuera útil. Para mi lo fue. :)

Antes de escribirlo pensaba que todo iba bien. Después de todo casi siempre, cumplía las metas que me marcaba para el día, estaba más activo y tenía más energía.

Pero me di cuenta de que lo que hacía cada día seguía siendo lo mismo que antes. Lo único que había cambiado era que sabía que actividades sacrificar si era necesario.

Y a veces tenía que hacerlo. Cuando se me presentaba una oportunidad nueva la tomaba. Luego no me quedaba tiempo para una tarea de menor importancia y la eliminaba.

El problema es que este método no prevé ninguna forma de recuperar esas tareas perdidas. Su control se limita a un día cada vez.

Por eso pensé que sería mejor trabajar con una semana de tiempo en lugar de limitarme a un sólo día.


Cómo hacer un plan semanal

Los domingos por la tarde me siento delante del ordenador. Abro una hoja de excel en la que he escrito mis prioridades y una hoja de mi agenda que abarca una semana.

Debajo de cada una de las áreas que son relevantes para mi, escribo, primero, las tareas que son importantes y urgentes, después, las que son importantes pero no urgentes.

Luego, coloco las tareas en el plan semanal. Cuanto más importante considero un área de mi vida, más pronto en la semana y en el día situaré esas tareas.

Pero cuidado, usa el sentido común. Hay tareas que se hacen mejor en algunos momentos de la semana y a determinadas horas del día.

Por ejemplo, no tiene sentido, salvo excepciones, que el lunes hables 4 horas por teléfono con tu familia desde el trabajo y que luego hagas en casa lo que no pudiste sólo porque la familia está antes en tu lista de prioridades.

Presta atención a tu eficacia para completar cada tarea. ¿No te concentras después de comer? Entonces evita actividades que impliquen pensar mucho a esa hora. Seguro que puedes encontrar otra que rellene el hueco.


Acaba con el estrés

Hacer hoy tareas importantes pero no urgentes reduce la carga de tareas importantes y urgentes de mañana. Estas últimas son las que más estrés generan.

Pero recuerda que también puedes sentir estrés cuando quieres hacer demasiadas actividades en un mismo día. La clave está en el autocontrol.

Aprende a limitar el número de tareas a completar cada semana. No tienes que llenar cada minuto del plan. Ten en cuenta que durante los próximos siete días también tendrás que hacer otras cosas como acudir a las reuniones o citas que ya acordaste o hacer frente a imprevistos.

Ten en cuenta también el componente humano de la ecuación. Eres más efectivo en algunos momentos de la semana y bajo determinadas condiciones. Descubre cuáles son óptimas para cada tarea.

¿No calculas bien el tiempo que te toma cada tarea?

No te preocupes. Cuánto más trabajes realizando tus planes semanales más exactos serán. Es sólo cuestión de tiempo.

Alguien que lo probó me dijo que llevar un plan semanal le ha ayudado a utilizar mejor el tiempo pero que exige mucha disciplina y es difícil de mantener a largo plazo.

No creo que sea tan necesaria la disciplina. Por lo que me comentó, puede que el problema fuera que intentaba mantener un plan sin cambios durante toda la semana y sin capacidad de maniobra para imprevistos.

En cualquier caso, el motor que permite seguir un plan semanal es tener claras tus prioridades en la vida. Eso es lo que le da sentido a tanta planificación.

Los 30 días de plan semanal son para mi un desafío personal. Si lo pruebas y tienes alguna sugerencia o te encuentras algún problema en el camino no dudes en contactarme.

¿Y tú? ¿Ya haces un plan semanal?

miércoles, 25 de marzo de 2009

Importante vs Urgente

Hay veces en las que al final del día te sientes como si, a pesar de haber estado haciendo muchas cosas, no hubieras conseguido nada verdaderamente importante para ti.

Notas como se te acumulan tareas e intentas terminar primero lo que tiene una fecha límite cercana. Lo demás, incluidas lo que mejoraría tu vida sustancialmente, sigue esperando. Algunas cosas por demasiado tiempo. A mí también me ha pasado.

Para salir de esta situación, tuve que aceptar algo muy sencillo pero a la vez muy duro. Aceptar que no tengo tiempo para hacer todo lo que me gustaría.

Antes de descubrir esto intenté toda clase de técnicas para ser más productivo y tener más tiempo, incluido dormir dos horas al día en lugar de las ocho a las que estaba acostumbrado. Nada de eso me permitió reducir la lista de tareas pendientes.

Fue entonces cuando me di cuenta de que habría cosas que se quedarían para siempre sin hacer.

No sirve de nada engañarse. Si no eres consciente del problema, ¿cómo vas a buscar una solución? Ahora, al menos, tienes la oportunidad de decidir qué se queda sin hacer.


Lista de objetivos

El primer paso para hacer tomar esta decisión es tener algo sobre lo que decidir. Haz una lista de todas esas tareas pendientes y piensa que objetivos tiene cada una. ¿Qué metas te ayudan a alcanzar cada una de estas actividades?

Para que la lista sea más completa también puedes recorrer el camino inverso. Piensa que metas quieres alcanzar y después las tareas a realizar para lograrlo.


¿Qué es verdaderamente importante para ti?

El motivo por el que necesitas prescindir de algunas actividades es la falta de tiempo. Imagínate el caso más extremo de falta de tiempo. Tienes tan poco, que sólo puedes alcanzar uno de entre todos los objetivos que tienes. De los que escribiste en el paso anterior, ¿cuál eliges?

La idea de tener que renunciar a todo menos a un objetivo es una idea que no me gustaba nada pero cuando me obligué a decidir me di cuenta de que era mucho más fácil de lo que creía. En el fondo sabemos lo que queremos.

Ahora que sabes cuál es para ti el objetivo más importante, vuelve a imaginarte la situación anterior. ¿Qué objetivo añadirías al primero si sólo pudieras elegir uno?

Continúa el proceso hasta que tengas ordenados por importancia tus objetivos. Haz lo mismo con las tareas dentro de cada objetivo.


¿Qué es más urgente?

Yo suelo pensar en tres tipos de urgencia pero si te funciona mejor con dos no dudes en hacerlo.

Las tareas más urgentes son las que tienen una fecha límite fija y muy cercana para la cantidad de trabajo que tienes que hacer.

No tendrás problema en reconocer este primer grupo. Son esas tareas con las que te estresas al pensar en ellas.

Cuanto menor sea esta relación trabajo/tiempo menos urgente será la tarea. Si no te pones de los nervios al pensar en una actividad, lo más probable es que esté en este grupo.

Por último, yo uso una categoría intermedia para las tareas que me ponen nervioso pero para las que sé que puedo pedir un aplazamiento. En la práctica este grupo es como el de tareas urgentes.


¿Qué hacer primero?

Ya sabes qué objetivos y tareas son más importantes y urgentes y cuáles lo son menos. Si combinamos la importancia con la urgencia obtenemos 4 cuadrantes distintos que Stephen Covey describe en su libro “Los siete hábitos de las personas altamente efectivas”:

1.Importante y urgente
2.Importante pero no urgente
3.No importante pero urgente
4.Ni importante ni urgente

Parece evidente que es mejor hacer primero las actividades del primer cuadrante y dejar para el final las del cuarto. Pero, ¿qué hacer primero, las del cuadrante segundo o las del tercero?

Recuerda la reflexión con la que empezaba este post. No tenemos tiempo para hacerlo todo, así que quédate con lo importante y, si te sobra tiempo, haz algo de lo que es urgente.

La ventaja del enfoque de Covey es que si hoy terminas las tareas del segundo cuadrante nunca llegarán a estar en el primero, que es dónde mayor estrés se genera.

Además, ahora sentirás que tus actividades son realmente útiles para algo que te importa en lugar de estresarte con tareas que aunque parezcan importes sólo son urgentes.

¿Y tú? ¿Le das prioridad a lo importante o a lo urgente?

miércoles, 18 de marzo de 2009

Metas diarias

Desde hace tiempo vengo intentando aprovechar mejor el tiempo. De los métodos que he probado hasta ahora, este es el que mejores resultados me ha dado.

Plantearte metas a largo plazo es útil para no perder el norte, para tener siempre en cuenta que es lo que realmente te interesa alcanzar. El problema es que estos objetivos no suelen ser lo suficientemente operativos como para que sepas que es lo que tienes que hacer cada día hasta alcanzar tu meta.

Si no das los pasos necesarios para alcanzar el objetivo que te has marcado, acabas desesperándote.

Es en ese punto donde las metas diarias se hacen tan útiles.

Repasa tu lista de metas a largo plazo. ¿Cuáles son más importantes para ti? Si no lo tienes claro puedes acabar siendo muy eficiente haciendo cosas que no quieres. Como decía una persona con mucho estrés de la que oí hablar, es la sensación de “ir de aquí para allá, para nada”.

A continuación haz una lista de tareas que te ayudarían a conseguir tus metas. No es necesario que te imagines todos los pasos hasta el final.
Cuando hay tanto tiempo por medio tus previsiones no tienen porque ser exactas, así que no te obsesiones con los detalles.
Es suficiente con que sepas cuáles son las siguientes dos o tres acciones a realizar. El único requisito es que sean tareas que puedas completar en un día. Por eso se llaman metas diarias. ;)

Por último, elige, cada noche antes de acostarte, un máximo de 4 tareas. Las que consideres más importantes. Luego, asignales un momento del día para realizarlas y vete a la cama.

Las tareas más importantes no tienen porque ser las más difíciles. No te engañes.

No importa si las tareas consumen mucho o poco tiempo, lo indispensable es que les des prioridad a las más importantes. Aunque si crees que la mayoría de tus metas diarias son demasiado grandes puede que te convenga dividirlas en otras más pequeñas.

¿Te has dado cuenta al día siguiente de que dispones de la mitad de tiempo del que pensabas? No importa. Aún sabes que tareas son las más importantes. Quédate con ellas y elimina el resto.

Aunque sólo alcances una de tus metas diarias, será la más importante así que podrás irte a la cama con satisfacción de haberlo hecho lo mejor que has podido con los recursos que tienes a tu disposición. Mucho más gratificante que simplemente alcanzar metas sin criterio. ¿No crees?

Hasta ahora he aplicado esta técnica días sueltos y me he sentido más motivado y productivo. A partir de hoy voy a probar a hacerlo durante 30 días seguidos.
Si me gustan los resultados mantendré el hábito. Si no, al menos he tenido una experiencia interesante y productiva.
En ambos casos voy a escribir sobre lo que experimente. Así, además, te puede resultar útil a ti. ☺

¿Y tú? ¿Te pones metas diarias?

martes, 10 de marzo de 2009

Hi World

Desde hace tiempo me vengo interesando por el desarrollo personal. Al principio leyendo algunos blogs, luego leyendo algunos libros, otras veces reflexionando sobre mis propias experiencias.

Hace unas semanas me di cuenta de que la mayoría de las cosas que estaban en español no me gustaban. Lo que he encontrado ha sido muy "new age" y sin aplicabilidad para gente practica como yo. Eso me había llevado a leer muchos en inglés sobre este tema y a tomar la decisión de transmitir lo que había aprendido en mi lengua materna.

Quiero hacer una web entera sobre desarrollo personal para contar lo que leyendo, los progresos que hago y también los tropiezos que tengo.

Mientras que aprendo a hacer la página web me conformo con un blog prefabricado. La plataforma que más me gusta es wordpress pero para evitar aplazar eternamente el inicio del blog he empezado con blogspot.

Escribir sobre desarrollo personal me motiva y me hace pensar sobre los pasos que voy dando. Además me ayuda a ser constante y aportar algo valioso al mundo. Por eso, creo que empezar este blog es una de las mejores cosas que puedo hacer.