miércoles, 29 de abril de 2009

Mentalidad de abundancia

Es posible que las metas que hayas decidido alcanzar coincidan con las de otra persona. Dependiendo de la actitud con la que afrontes la situación obtendrás resultados muy diferentes. Con una mentalidad de abundancia te das cuenta de que las cosas eran más fáciles de lo que pensabas.


Escasez

Una opción es creer que vuestro objetivo es escaso. Si tu contrincante lo consigue tú no. Fin de la historia.

Con esa idea en la cabeza te sientes bajo amenaza. Cuanto más importante sea para ti alcanzar tu objetivo menos te comunicarás con la otra persona. Mostrarás menor disposición a la colaboración e incluso puedes llegar a pensar en sabotear al otro.

Estar tan pendiente de la otra persona acaba distrayéndote de lo que realmente quieres. Pensar en lo que hace el otro te resta tiempo para realizar las actividades que de verdad te acercan a lo que deseas.

Además, las emociones negativas que sientes hacia la competencia se reflejan en tu forma de comportarte. Una actitud hostil puede hacer que los otros desconfíen. Los que antes eran enemigos sólo en tu imaginación pueden empezar a comportarse como tales.

¿Realmente quieres estar en esa situación?


Abundancia

Otra posibilidad es que consideres que vuestro objetivo es algo mayor al logro concreto en el que ahora os centráis y que por tanto no es necesario que compitáis. Hay de sobra para todo el mundo. Esto se entiende mejor con un ejemplo.

Tienes el convencimiento de que el puesto de trabajo que encontraste en el periódico es el que siempre has soñado. Es tan bueno que 100 personas consiguen pasar a la segunda fase de selección. Entre esas personas está una amiga a la que hacía mucho tiempo que no veías. Tú tienes material de primera calidad para prepararte esa prueba. Sólo elegirán a una persona. ¿La ayudas o dejas que se las arregle como pueda?

Puedes pensar que al fin y al cabo no es tan buena amiga tuya. Centrarte en lo que tienes que hacer y punto. Si ella no ha hecho el esfuerzo de prepararse para la segunda fase es su problema.

Otra posibilidad es no tener piedad con ella y sabotear su estudio. Pero creo que vamos a pasarla por alto. Los resentimientos de los afectados y la culpabilidad que te causa hacen que no valga la pena.

La tercera opción consiste en darse cuenta de que lo que quieres no es ese puesto de trabajo sino uno en esas condiciones. En este caso no es necesaria la lucha por un bien escaso y puedes permitirte compartir y ayudar a otros.

Esto incluye trabajar en equipo con tu amiga para acelerar vuestro aprendizaje. Incluso puede que te des cuenta de que parte de la información que manejabas para la segunda fase fuera errónea. Todo eso sin tener en cuenta que puedes recuperar una amistad que creías perdida.

¿Significa esto que tienes que abandonar tu meta para que tu amiga la alcance? Ni mucho menos.

Cuanto más valioso sea para ti tu objetivo más te esforzarás por conseguirlo. Y no es malo. La diferencia está en que en lugar de luchar por una meta a corto plazo que escasea (este puesto concreto) lo haces por un objetivo a largo plazo sin competencia (ese tipo de trabajo).

Así, aunque no consigas lo que te proponías para hoy, habrás dado un paso adelante hacia algo más valioso.

Mantén tu mentalidad de abundancia y actúa en consecuencia. Descubrirás que hay de sobra para todos.

¿Y tú? ¿Tienes una mentalidad de abundancia?

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